Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (AVEPA), en colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) son los promotores del estudio “Proyecto Calidad de Vida” cuyo objetivo era aportar luz sobre la situación emocional de la profesión veterinaria en España. Las conclusiones del mismo han sido presentadas recientemente en el Colegio de Veterinarios de Valencia.
En el estudio participaron 1.261 profesionales veterinarios y algunos auxiliares técnicos veterinarios, que completaron de forma satisfactoria las preguntas planteadas, no obstante fueron mas de 2.000 los que, una u otra manera , participaron en el proyecto.
El estudio hace referencia a un concepto específico que padecen los veterinarios clínicos y compartido con con el resto de las profesiones sanitarias denominado “fatiga por compasión“. La exposición frecuente al sufrimiento, a la muerte y al duelo, a veces a la crueldad y el trato no responsable con los animales , unido a las dificultades financieras que en muchas ocasiones se dan entre los propietarios para asumir el coste de los tratamientos, expone constantemente al veterinario a dilemas éticos. Estos hechos, unidos a la propia cultura de entrega y de sacrificio vocacional alentada por la propia profesión, “son factores de riesgo que alimentan ese concepto de “fatiga por compasión” que tanto afecta al veterinario”. En consecuencia, es obvio que estos profesionales sufren también, como médicos o enfermeros, el síndrome del burnout, el “estar quemado” o estrés laboral y eso afecta a su productividad y capacidad de trabajo.
Según la escala aplicada, hasta un 49% de los veterinarios encuestados mostrarían síntomas sugestivos de ansiedad y hasta un 20% incluso de depresión. De igual manera, un 38% valoraba directamente que su estado de físico de salud era ‘malo o regular’ y hasta un 47% daba la misma respuesta en cuanto a su estado de salud mental.
Es obvio que conocido el problema, la prevención acaba constituyéndose en un arma fundamental para afrontar el problema. Algunos colegios como el de Valencia mantiene desde hace años un programa que facilita a los colegiados que así lo soliciten una primera consulta gratuita con un gabinete psicológico especializado. Por otro lado según el propio estudio, la ayuda externa con otros veterinarios que conozcan esta problemática, es clave, planteando la creación de “redes de atención” formadas por profesionales con experiencia en este terreno para así detectar cuanto antes y prevenir y estas situaciones.